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martes, 7 de agosto de 2012

Irreflexiones (XII): Quién sabe dónde


Esto lo tenía que haber escrito hace muuuuuucho tiempo, porque es que no es algo nuevo ¡para nada! Más bien bastante viejo. Voy a contar lo último que me ha pasado:

He llegado a casa a las 13:33 h. (exactamente), y me encuentro en la escalera una carta. Muy bien, el cartero no la puede dejar en la puerta o pasarla por debajo, la deja ahí en medio donde cualquiera la puede coger (mi casa está en un patio de vecinos). Claro, no la ha dejado en la puerta porque ¡no es para mi casa! Y no es que no sea para mi casa, sino que en la dirección pone claramente nuestra calle y el número 2. Y nuestro patio es el 2B. Sí, por raro que parezca (que hay a quien le parece raro, y a mí la primera al principio) en nuestra calle hay 3 puertas con el número 2 (bueno, dos puertas y el patio): está el 2B (nosotros), el 2A y el 2. La carta era para el 2. Entonces ¿qué hace en el 2B?
Me podréis decir “bueno, es que el cartero se habrá equivocado y habrá mirado mal, pobrecito, no pasa nada”. ¡PUES NO! Ayer por la tarde dejaron un aviso de recogida ¡y tampoco era para aquí! De hecho, era para el 2 también, aunque el destinatario era otro.

Esto es algo que se viene repitiendo, que nos dejan las cartas a nosotros y son para quién sabe dónde. Vamos a ver, aquí ocurren dos cosas (comprobadas):